Somos los primeros referentes para nuestros hijos y los que vendrán.
Somos una bisagra a las generaciones, abrimos o cerramos la puerta del reino de Dios a ellas.
Somos puerta eterna abierta a nuestra herencia y tenemos la certeza que si nosotros servimos a Jehová ellos también serán alcanzados por la pasión y entrega a Dios.
Josué ponía límite al mundo y sus distracciones estableciendo para su generación esta declaración de servirle al Señor.
Se puso primero él, como testimonio, como ejemplo a seguir, como bandera, como puerta, como señal , diciendo doy todo por una herencia generacional que adore y alabe el nombre del Señor.
Es un pacto eterno como padres: ¡Yo y mi casa serviremos a Jehová!

Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 25.15