Deseo sea un día de sobreabundancia de Dios en todo tu ser, cada área de tu vida sea llena de la plenitud del Padre.
Te dejo este devocional
Devocional de fe
Golpeaba intensamente el agua contra la arboleda sacudiendo las ramas y quebrando las débiles y secas. Intimidante y colosal tormenta de agua y viento desatándose arrastrando todo lo que se desprendió del paisaje, lo que fue arrancado para no volver a unirse, todo los gajos sin frutos, con brotes secos con hojas marchitas y vagabundas.
Las tormentas llegan sin avisar porque aunque veamos nubes oscuras, truenos y relámpagos no conocemos el momento exacto que se suelta el viento , el agua y la brusquedad del paso de las ráfagas mojadas sobre la tierra. para arrancar lo seco, aquello que quedó mustío.
Así nuestras almas se conmueven por las tormentas que cumplen su objetivo abriendo camino arrancando estorbos y obstáculos, lo seco e infértil para podar lo no próspero para germinen y se desarrollen nuevos brotes.
Brotes de vida , de cosas nuevas, de propósitos renovados, de conquistas y victorias. Tempestades que desprenden de nuestra alma todo lo viejo y viciado, para dar lugar a lo nuevo de Dios.
Pueden ser muy fuertes las tempestades pero más fuertes son los lazos de amor de Dios que nos atraen a él sujetándonos a su voluntad y parándonos en el propósito para continuar a la meta, al supremo llamamiento de Dios, ya no cargados de ramas viejas que para nada aprovechan sino correr la carrera llenos de brotes de esperanza y un porvenir en Cristo completo de sus riquezas en gloria.
Si llegó la tormenta es por que hay algo que hacer!
Soportar su paso y esperar la calma para emprender lo nuevo disfrutando esos brotes llenos de vida que se extienden a la Roca Eterna conectándose a la fuente de vida .
Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5
