DE REPENTE, DIOS LO HIZO
Dios obra de un momento a otro.
Cuando menos lo esperamos , él lo hace.
Creemos que ya no salimos más de esas situaciones, lugares, ambientes que son cárceles a nuestras vidas y … llega el “de repente de Dios”. Cuando empezamos a resignarnos que no hay respuesta llega la voz de Dios.
El reloj vuelve a cero. Se gesta un nuevo comienzo. Son esas situaciones que del modo que menos imaginàbamos se solucionaron.
Si tuvièsemos que explicar còmo lo logramos no nos alcanzarìan las palabras.
Es cuando el Padre Eterno envía su auxilio y cruzamos a la otra orilla. Atravesamos la furia del mar que se levantò para frenarnos porque es Dios quièn gobierna, es cuando debemos levantar la voz declarando el señorìo de Jesucristo.
Nos podràn intimidar pero las aguas turbulentas no nos pueden ahogar hay una promesa escrita por Dios.
Creer y tomarse de su palabra nos fortalece para que el miedo no nos paralice. No importa cuan grave es la situación, Dios es mayor.
Su promesa es cuidarnos porque somos hijos, pertenecemos a él.
Las adversidades estaràn pero no nos venceran.
Dios nos fortalece y nos da todas las armas y recursos que necesitamos para cruzar y atravesar los estorbos.
Hay momentos de nuestra vida que estaremos frente de esas aguas profundas , de esos rìos de dificultad y del fuego de la opresiòn. No quedaremos hundidos para siempre en esas aguas, ni seremos arrastrados por esas situaciones muy complicadas de nuestras vidas y aunque pareciera que nos vamos a quemar y consumir, las llamas no nos tocan. Por que Dios nos prepara para toda adversidad y nos sostiene.
Siempre habrà un “y de repente Dios lo hizo”.
Isaías dijo: «Ahora, pueblo de Israel, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces. Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás
Isaías 43.1-2
