¿PORQUÉ TEMER?

¿Por qué he de temer?

Salmo 49:5 – “¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?”

​Este versículo nos confronta con una pregunta crucial en medio de las dificultades: ¿Por qué he de temer? La vida, en su constante vaivén, nos presenta días de adversidad. Pueden ser problemas económicos, de salud, conflictos familiares, injusticias laborales o la presión de personas que actúan con malicia. En esos momentos, es natural que el miedo intente apoderarse de nuestro corazón.

​El salmista nos invita a cuestionar ese miedo. No lo niega, sino que lo pone bajo la lupa de una verdad más profunda. ¿Por qué deberíamos temer cuando la iniquidad de nuestros “opresores” (ya sean personas, circunstancias o incluso nuestros propios errores pasados) nos rodea?

​La respuesta a esta pregunta no se encuentra en nuestras propias fuerzas ni en la ausencia de problemas. De hecho, el Salmo 49 continúa explicando que aquellos que confían en sus riquezas, su poder y sus logros materiales, terminan pereciendo igual que todos, sin llevarse nada consigo. Su aparente seguridad es una ilusión.

​La verdadera razón para no temer, entonces, radica en nuestra confianza. Si nuestra fe está puesta en el Señor, si comprendemos que nuestra vida y nuestro destino final no están determinados por las circunstancias temporales o por el poder de los demás, entonces el miedo pierde su agarre.

​Dios es nuestro Redentor. Él es quien tiene el poder sobre la vida y la muerte, sobre lo que es efímero y lo que es eterno. Cuando reconocemos esto, nuestra perspectiva cambia radicalmente. Las adversidades se convierten en oportunidades para fortalecer nuestra fe, y las amenazas de los “opresores” terrenales se desvanecen ante la grandeza de nuestro Protector celestial.

Aplicación Personal:

  1. Identifica tus miedos: ¿Qué te está causando temor hoy? ¿Son preocupaciones financieras, de salud, relacionales, o la presión de situaciones injustas?
  2. Cuestiona el origen de tu temor: ¿Se basa en las apariencias de este mundo o en una falta de confianza en el poder y el amor de Dios?
  3. Renueva tu confianza: Recuerda que las riquezas y el poder terrenal son temporales. Solo Dios puede redimir tu vida y darte una seguridad eterna. Descansa en Su soberanía y en Su amor incondicional.
  4. Ora con valentía: Pide a Dios que te libre del temor y que te dé la sabiduría para ver las circunstancias desde Su perspectiva eterna. Agradece que Él es tu refugio y fortaleza.

Oración:

​”Amado Padre Celestial, gracias porque en medio de la adversidad y cuando la iniquidad parece rodearme, puedo recordar que no tengo por qué temer. Ayúdame a poner mi confianza plenamente en Ti, sabiendo que Tú eres mi Redentor y mi Roca fuerte. Que mi fe en Ti me libre de toda ansiedad y me dé la paz que sobrepasa todo entendimiento. En el nombre de Jesús, Amén.”

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