🪻TU CRECIMIENTO Y TU FRUTO NO TIENEN FECHA DE VENCIMIENTO 🌱
👑”El justo florecerá como la palmera, crecerá como el cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor, florecerá en los atrios de nuestro Dios. En la vejez todavía darán fruto; se mantendrán vigorosos y lozanos, para proclamar que el Señor es justo, que él es mi Roca, y que en él no hay injusticia.” Salmos 92.12 al 15🌳
🕊️Estos versículos nos ofrecen una imagen hermosa y poderosa de la vida del creyente que confía en el Señor. Pensamos en el crecimiento espiritual como algo que ocurre en la juventud o en los primeros años de nuestra fe, pero aquí, el salmista nos asegura que el crecimiento y el fruto no tienen fecha de vencimiento.
‼️El justo florece como la palmera y el cedro.
La palmera es conocida por su capacidad para crecer en lugares áridos y por su fruto dulce y abundante. El cedro del Líbano es famoso por su longevidad, su fortaleza y la calidad de su madera. Estas dos imágenes nos hablan de una vida de belleza, resistencia y productividad. Un creyente no solo sobrevive, sino que florece incluso en las dificultades.
🌟 Plantado en la casa del Señor.
La clave para este florecimiento no es nuestra propia fuerza, sino nuestro lugar. El justo está “plantado” en la casa del Señor. Esto implica una relación íntima y constante con Dios, una vida arraigada en Su presencia. Estar “plantado” significa ser nutrido por Su Palabra, sostenido por Su Espíritu y ser parte de Su comunidad, la iglesia.
🌴Fruto en la vejez.
Este es quizás uno de los puntos más inspiradores. El salmista dice que en la “vejez todavía darán fruto”. A medida que envejecemos, nuestra sociedad a menudo nos dice que nuestra utilidad disminuye. Pero Dios dice lo contrario. Con la madurez y la experiencia de vida, un creyente tiene la oportunidad de dar un fruto aún más rico: sabiduría, paciencia, fe inquebrantable, y la capacidad de guiar a las generaciones más jóvenes. No se trata solo de hacer cosas, sino de ser una fuente de vida y bendición para los demás.
🙌🏻 Proclamar la justicia de Dios.
El propósito final de este crecimiento y fruto es glorificar a Dios. La vida del creyente, en todas sus etapas, se convierte en un testimonio viviente de la fidelidad y la justicia de Dios. Cada temporada de nuestra vida, con sus desafíos y victorias, es una oportunidad para decir al mundo: “El Señor es justo, él es mi Roca, y en él no hay injusticia”.
Confia en el proceso de Dios. No te desanimes si el crecimiento parece lento. La palmera y el cedro crecen con el tiempo. Dios está trabajando en ti, y su plan es que florezcas y des fruto para su gloria.
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