AQUEL AZOTE

Reflexión:

Difícil era presentarse a Jesús, en medio de la multitud y llamar su atención cuando iba de camino a casa de Jairo pero era tan intensa la decisión de esta mujer y luego de noches de lágrimas , madrugadas de angustia esperando un milagro, hoy Jesús estaba ahí, era el día!
Según la ley era “inmunda” y lo que tocara era también inmundo, era una mujer con flujo de sangre, por lo que venció el temor a ser rechazada o repudiada por tocar el Maestro.
Como casi a escondidas , llegó a Jesús, no deseando ser vista, no queriendo ser avergonzada, y como pudo, como le dejaron, estirándose, como último intento, tocó el manto, y fue sana.
Tocar el manto de Jesús cambió su identidad, de ser “inmunda” ” la del flujo de sangre” se convirtió en “una mujer de fe”.
Doce años esperó, perdió todo lo que tenía, todas sus seguridades y “planes B” para creer que solo Jesús podría sanarla.
Porque solo Jesús tiene poder para sanarnos y cambiar nuestro destino de derrota y frustración por un futuro lleno de esperanza, donde nuestro testimonio va impartiendo fe a las generaciones.
El borde de su manto, ( Salmos 133) si lo presentamos hoy, podríamos decir que el borde son los hijos maduros que Dios pone para nos ayuden, discípulen, y nos acompañen en este caminar en Dios, son nuestros amados pastores, líderes,consejeros, mentores y demás.
Más de una vez por temor a ser expuestos o lastimados no pedimos “ayuda” pero esta mujer vio ese diseño de humildad, de ser cuerpo.
No dijo , si no hablo con Jesús, si no hablo con quien manda, si no hablo con él que predica, si no hablo con él gran ungido, solo dijo ” si alguien me predica” ” si alguien ora por mí” y tanto más.
Esa humildad, desató su fe, que marcó generaciones.
Será que no pedimos ayuda? Será que si no son líderes no creemos puedan tener una palabra de aliento?
Dios bendiga , esos bordes del manto de Jesús, que predican a tiempo y fuera de tiempo, llevando mensaje de salvación y acompañan a otros en sus procesos, no buscando un lugar porque saben que su lugar es Jesús.

Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Marcos 5.25

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