CUANDO DIOS RESTAURA LO PERDIDO Parte 1

CUANDO DIOS RESTAURA LO PERDIDO

Joel 2:25: “Y os restituiré los años que comió la langosta, el saltón, el revoltón y la oruga, mi gran ejército que envié contra vosotros.”

Dios es un Dios de restauración. En muchas ocasiones, nos encontramos enfrentando pérdidas que parecen irreparables. En el contexto de Joel, el pueblo de Israel estaba en una situación desesperante: Una plaga de langostas había destruido todos sus cultivos, dejando al pueblo de Israel en gran hambruna y desesperación profunda. Todo ello era consecuencias de su desobediencia y alejamiento de Dios.

Este cuadro sombrío es una metáfora de lo que muchas veces ocurre en nuestras vidas, podemos sentir que los “años que comió la langosta” representan oportunidades perdidas, relaciones rotas, sueños deshechos, y tiempo malgastado, incluso tiempo donde hemos estado alejados de Dios como lo vemos en el pasaje. Sin embargo, la promesa de Dios en Joel 2:25 es tan cierta para nosotros como lo fue para Israel. Él no sólo perdona, sino que también tiene el poder de restaurar lo que parece perdido.

En Joel 2, el profeta llama al pueblo al arrepentimiento, enfatizando que Dios no es indiferente a su dolor. Aunque la destrucción había llegado como consecuencia de su pecado, el corazón de Dios siempre está dispuesto a perdonar y a restaurar. Pero, ¿cómo se ve esa restauración? Implica más que solo recuperar bienes materiales; es un proceso de sanidad espiritual, emocional y físico.

Cuando leemos esta promesa, debemos preguntarnos: ¿Cuánto tiempo he desperdiciado en mi vida sin Dios? ¿Dónde necesito la intervención restauradora de Dios?

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