EL ESCUDO DE LA FE

​El “escudo de la fe” es una parte fundamental de la armadura de Dios descrita por el apóstol Pablo en Efesios 6:10-18.

1. Contexto: La Armadura de Dios (Efesios 6:10-18)

  • La batalla espiritual: Pablo comienza diciendo “fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (v. 10). Reconoce que los cristianos están en una guerra espiritual, no contra personas de carne y hueso, sino contra “principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (v. 12).
  • La necesidad de la armadura: Para resistir en este conflicto, Dios provee una armadura completa. Cada pieza es crucial para la protección del creyente.
  • Las piezas de la armadura:
    • ​Cinturón de la verdad (v. 14)
    • ​Coraza de justicia (v. 14)
    • ​Calzado del evangelio de la paz (v. 15)
    • Escudo de la fe (v. 16)
    • ​Yelmo de la salvación (v. 17)
    • ​Espada del Espíritu (v. 17)
    • ​Oración (v. 18)

2. El Escudo de la Fe (Efesios 6:16)

  • “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.” (Efesios 6:16 RVR1960)
  • ¿Qué era un escudo en la antigüedad? Los escudos romanos, conocidos como “scutum”, eran grandes, a menudo hechos de madera y recubiertos de cuero. Eran lo suficientemente grandes como para proteger casi todo el cuerpo del soldado. Eran esenciales para desviar o apagar las flechas y lanzas, especialmente las “dardos de fuego” que el enemigo usaba para causar daño e incendiar.
  • ​¿Qué usa el enemigo?
    • “Dardos de fuego del maligno”: Representan los ataques de Satanás y sus demonios. Estos ataques pueden manifestarse como:
      • Dudas: Dudas sobre la bondad de Dios, su amor, su poder, su Palabra.
      • Tentaciones: Incitaciones al pecado, a la desobediencia, a la desesperanza.
      • Mentiras: Engaños que buscan distorsionar la verdad de Dios y la identidad del creyente.
      • Acusaciones: Sentimientos de culpa y condenación que no provienen de Dios.
      • Desánimo y desesperación: Sentimientos que buscan paralizar al creyente.
    • “Apagar”: Así como un escudo real empapado en agua podía apagar las flechas incendiarias, la fe es capaz de anular el efecto destructivo de los ataques del enemigo.
    • “Fe”: No se refiere a una fe vaga o a un mero asentimiento intelectual. La fe aquí es una confianza activa y una convicción profunda en quién es Dios y en lo que Él ha prometido en Su Palabra. Como Hebreos 11:1 dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”

3. ¿Cómo usamos el escudo de la fe?

  • Confianza en la Palabra de Dios: El escudo de la fe se levanta cuando creemos firmemente en lo que Dios ha dicho. Cuando el enemigo lanza una mentira o una duda, la fe responde con la verdad de la Escritura. Por ejemplo:
    • ​Si el enemigo dice: “Eres un fracaso, Dios no te ama”, la fe responde: “Dios me amó tanto que dio a su Hijo unigénito” (Juan 3:16) y “En Cristo soy más que vencedor” (Romanos 8:37).
    • ​Si el enemigo dice: “No tienes esperanza, tus problemas son demasiado grandes”, la fe responde: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) y “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
  • Obediencia a Dios: La fe no es pasiva; se demuestra a través de la obediencia. Cuando actuamos según lo que creemos que Dios nos ha mandado, estamos levantando el escudo.
  • Resistir al diablo: Santiago 4:7 nos dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” El escudo de la fe es un instrumento clave en esta resistencia.
  • Permanecer firmes: La fe nos permite mantenernos de pie en medio de la adversidad, sin tambalear ni ceder ante las presiones del maligno.
  • Dependencia en Dios: Reconocer que nuestra fuerza no proviene de nosotros mismos, sino de Dios, es fundamental para que el escudo de la fe sea efectivo.

4. Implicaciones prácticas:

  • Nutrir la fe: La fe se fortalece a través del estudio de la Palabra de Dios, la oración y la comunión con otros creyentes. Cuanto más conozcamos a Dios y sus promesas, más fuerte será nuestro escudo.
  • Conocer al enemigo: Es importante entender las tácticas del diablo para reconocer sus “dardos de fuego” y no caer en sus engaños.
  • Vivir en la verdad: Un estilo de vida de integridad y verdad fortalece el escudo de la fe, mientras que el pecado lo debilita.
  • Proclamar la verdad: No solo creer en la verdad, sino también declararla y vivirla, ayuda a mantener el escudo en alto.

​En resumen, el escudo de la fe es la confianza inquebrantable en Dios y en su Palabra, que nos permite defendernos de todos los ataques y engaños del enemigo en la batalla espiritual, permaneciendo firmes y victoriosos en Cristo.

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