EL INVISIBLE


​La vida de Moisés estuvo llena de desafíos. Desde su nacimiento, amenazado por el edicto de Faraón, hasta liderar a un pueblo rebelde a través del desierto, enfrentó situaciones que humanamente parecían imposibles de superar. Sin embargo, el versículo clave de Hebreos 11:27 nos revela el secreto de su fortaleza: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.”
​¿Qué significa “viendo al Invisible”?
​Esta expresión no se refiere a una visión literal, sino a una profunda convicción y confianza en Dios, a pesar de que Él no es visible a los ojos humanos. Implica varias dimensiones:
​Confianza en la presencia de Dios: Aunque no podía verlo, Moisés sabía que Dios estaba con él, guiándolo y protegiéndolo. Esta certeza le dio la valentía para enfrentar a un faraón poderoso y dejar atrás la seguridad de Egipto.
​Enfoque en lo eterno sobre lo temporal: Moisés tuvo la oportunidad de vivir en el lujo y el poder de la corte egipcia. Sin embargo, su fe le permitió valorar más la recompensa divina y el propósito de Dios para su pueblo que los placeres momentáneos o los tesoros terrenales. Mirar al “Invisible” significaba poner su vista en las promesas eternas de Dios, que trascienden las circunstancias actuales.
​Perseverancia a pesar de las dificultades: A lo largo de su liderazgo, Moisés experimentó murmuraciones, rebeliones y momentos de profunda desesperación. Pero su “visión” del Invisible le permitió mantenerse firme. Cuando las circunstancias externas gritaban “derrota”, su fe le susurraba “Dios está obrando”.
​Valentía frente al miedo: El miedo a Faraón y a las consecuencias de sus acciones pudo haber paralizado a Moisés. Sin embargo, al tener sus ojos puestos en Dios, el temor humano se disipaba ante la magnitud y el poder del Ser Supremo. No se trataba de una ausencia de miedo, sino de una fe que lo superaba.
​Aplicación para nuestra vida
​La reflexión sobre Moisés mirando al Invisible es tan relevante hoy como lo fue en su tiempo. En un mundo lleno de incertidumbre, problemas económicos, enfermedades y conflictos, a menudo nos vemos tentados a centrarnos en lo visible: las dificultades, las limitaciones, los miedos.
​Sin embargo, la lección de Moisés nos invita a:
​Cultivar una fe profunda: Desarrollar una relación íntima con Dios que nos permita confiar en Su carácter y en Sus promesas, incluso cuando no vemos el camino claro.
​Mirar más allá de lo evidente: Entender que hay una realidad espiritual más grande que lo que nuestros ojos pueden percibir. Las circunstancias cambian, pero Dios permanece inmutable.
​Encontrar fortaleza en la invisibilidad de Dios: Reconocer que la ausencia de una manifestación física no disminuye Su poder o Su amor. Es precisamente en esa confianza, cuando no vemos, donde nuestra fe se fortalece.
​En resumen, “Moisés se sostuvo mirando al Invisible” es una invitación a vivir una vida anclada en la fe, donde la confianza en un Dios trascendente y poderoso nos permite enfrentar cualquier adversidad con valentía y perseverancia, sabiendo que Él está obrando, aunque no podamos verlo con nuestros ojos.

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