Pero una vez que él haya tomado su decisión, ¿quién podrá hacerlo cambiar de parecer?
Lo que quiere hacer, lo hace.
14 Por lo tanto, él hará conmigo lo que tiene pensado;
él controla mi destino.
Job 23:13.14
Podemos decir y planificar mucho pero la ùltima palabra siempre la tiene Dios. Èl es dueño de nuestro destino, es quien nos formó para él.
No sabemos què pasarà mañana, ni siquiera en los pròximos minutos, pero tenemos la confianza que nuestra vida està en sus manos porque le creemos que somos sus hijos.
Es creer en Dios y creerle a él pero también creer que somos hijos porque cuando nos posicionamos como hijos vivimos y experimentamos su plenitud.
Muchos dicen creer en Dios y amarlo, y es verdad, pero en su corazón se sienten huérfanos ¿Porqué? Porque no se saben ni se creen hijos?
Y esto no depende de Dios, depende de nuestras creencias y percepciones.
Ser hijo , también, es conocer que todo va a estar bien, mientras nos quedemos quietos en el hueco de la mano de nuestro Padre.
Cuando realmente vivimos como hijos descansamos porque él se hace cargo de nosotros.
Un corazón agradecido y humillado conmueve el corazón de Dios, del Padre, y es el corazón manso y humilde. Jesús lo dijo.
Nos dejaba Jesús principios para caminar , correr la carrera, como hijos.
Mansos y humildes para creer que somos hijos.
¿Te caracterizas por estas dos cualidades?
¿Qué es para vos ser hijo de Dios?
Dios escribió de antemano toda nuestra vida. Él conoce que sigue. Nosotros tomados de su mano podemos caminar confiados que vamos por el camino correcto.
No podemos cambiar la agenda de Dios para nuestras vidas. Lo que Dios determinó hará, porque él es nuestro Padre y nosotros sus hijos.
