Es la voz de mi amado que llama
Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. [3] Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?
Cántares 5.2-3
Dormía, ya limpia, perfumada, … pensando en su amado.
Sus sentimientos estaban conectados al corazón de él.
De pronto su amado la llama, le pide abra la puerta . Ella oye pero le ganó su comodidad. No tenía ganas de frustrarse un momento levantándose de nuevo.
¿Cómo iba a vestirse de nuevo? ¿Cómo ensuciar sus pies si ya los había lavado?
“El cómo”: expresión que nos esconde detrás de nuestras propias comodidades y egoísmo.
Cuántas veces decimos o pensamos: ” ya oré, no voy a orar otra vez” “ya se lo dije, no repito de nuevo” ” ya cumplí” y tanto más dando por cumplida nuestra tarea.
El amado metió la mano por la ventanilla pero no le abrió (Cantares 5.4) y cuando abrió su amado se había ido.
En esta primera parte de este devocional pensaba y te invito reflexionemos , será que ella tuvo la decisión de ser diligente o no al llamado del amado? Velaba? Realmente velaba? Estaba atenta a oír y accionar?
Dice cómo me he de vestir? Tengo que lavar mis pies otra vez?
Estaba dispuesta a esforzarse y ser violenta en arrebatar la bendición que era que el amado entrará a su casa, a su corazón, a su vida?
Me pregunto, cómo hijos de Dios no nos pasa lo mismo?
Oímos el llamado de Dios pero seguimos durmiendo, no queremos incomodarnos, salir de nuestras creencias , de nuestras tradiciones y modelos aprendidos. Otra vez debía vestirse, y cuántas veces necesitamos Dios nos cambie las vestiduras y lavarnos los pies por caminar caminos torcidos y ensuciarnos.
Abrimos la puerta del corazón desde adentro, Dios no va a obligarnos ni forzarnos, él no es el salteador (Juan 10.1), es el buen pastor.
Será que nos distraernos en nuestros propios quehaceres, trabajos, proyectos y demás, mientras el Padre sigue llamando para entrar a nuestras vidas y ser bendecidos.
Vestirse, lavarse y tanto más era dejar su lecho ( Cantares 5.3) ella estaba diciendo, ” ya es tarde ” ” estoy ocupada” ” te amo pero a mi manera” ” te oigo pero no quiero obedecer” ” no quiero esforzarme”
Dios no llega tarde. Si amamos a Dios también con obras lo demostramos, la fe sin obras es muerta, y esas obras son testimonio, que alcanzan a otros.
Si hoy el Padre te está llamando, corre y abre la puerta.
Te invito, te animo a abrir la puerta al Deseado de las naciones, a Cristo y deja que te vista con vestiduras nuevas.
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