Hay situaciones que vivimos y nos parecen que estamos en medio del desierto cansados, al calor del sol, quemados y sin fuerzas. Pero Dios nos dió su promesa que el sol no nos fatigará,porque no quedaremos ahi, por siempre.
Fatigarse tiene que ver con el cansancio que se sufre luego de intensos esfuerzos mentales y físicos. Nuestro Dios conoce las adversidades que soportamos y como nos agotan los recursos psíquicos costandonos enfocarnos , pensar, orar , avanzar y tanto más.
Esas dificultades tienen un límite puesto por Dios.
Dios es nuestro guardador. Él guarda nuestra alma. Si confiamos en él y presentamos cada situación a él no caeremos al vacío, al resbaladero , porque estaremos firmes en la Roca Eterna que es Cristo.
Es promesa de Dios!
No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.
Salmos 121.3
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