“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
3 Juan 1:2,
El apóstol Juan, el anciano, le escribe a su amigo Gayo con un saludo lleno de amor y buenos deseos. Este versículo en particular nos revela el profundo anhelo de Juan por el bienestar de su amigo. Pero lo que hace este deseo tan especial es el orden en que lo presenta.
Juan no solo desea que Gayo tenga éxito material y buena salud, sino que vincula estas bendiciones a la prosperidad de su alma. La frase clave es “así como prospera tu alma”. Esto nos enseña una verdad fundamental: la prosperidad del alma es la base para una vida verdaderamente bendecida.
A menudo, nuestra sociedad nos enseña a buscar el éxito y la prosperidad en el mundo exterior: en nuestra carrera, en nuestras finanzas, en nuestra salud física. Y si bien estas cosas son importantes, la Biblia nos recuerda que la verdadera prosperidad comienza en nuestro interior, en nuestra relación con Dios.
¿Cómo prospera nuestra alma?
Prospera cuando:
Caminamos en la verdad: Como Gayo, que vivía en la verdad del evangelio (3 Juan 1:3).
Servimos a los demás: Gayo ayudaba a los misioneros que pasaban por su iglesia (3 Juan 1:5-6).
Tenemos una relación íntima con Dios: Cultivamos nuestra vida de oración, leemos Su Palabra y buscamos Su voluntad.
Cuando nuestra alma está sana, nuestra perspectiva cambia. Las dificultades se vuelven oportunidades, y las bendiciones materiales, en lugar de ser un fin en sí mismas, se convierten en herramientas para honrar a Dios y bendecir a otros.
Preguntas para meditar
¿Qué significa para mí que mi alma prospere?
¿Estoy dando más importancia a la prosperidad material o a la espiritual en mi vida?
¿Qué pasos puedo dar hoy para asegurar que mi alma esté creciendo y prosperando en la verdad de Dios?
Oración:
Padre celestial, gracias por amarnos y por desear lo mejor para nosotros. Ayúdanos a priorizar la prosperidad de nuestra alma por encima de cualquier otra cosa. Que nuestra relación contigo sea la base de toda nuestra vida, para que podamos caminar en tu verdad, servir a los demás y ser de bendición para tu reino. En el nombre de Jesús, amén.
