LA QUEJA : SOPLO DEL INFIERNO
La queja, el lamentarse, reclamos, protestas, desacuerdos roban la gloria del Padre Dios.
Si, aunque parezca extravagante, robamos la gloria, la fama, el honor del Padre, negando su bondad, su amor y misericordia. Apagamos el Espíritu en nosotros. La queja es ese soplo del infierno que apaga nuestra lámpara.
Pablo decía ser agradecidos en todo, seguir siempre lo bueno, el gozo, la oración y no apagar al Espíritu.
1 Tesalonicenses 5. 18
Si no damos gracias es incredulidad, ignorancia y queja que no nos deja vivir una vida en el Espíritu de Dios, que no nos deja ver las aflicciones como pasajeras.
Nos quejamos de lo que creemos no nos favorece. Tampoco nos detenemos a pensar o hablar con Dios, primero nos quejamos.
Cuando nos quejamos tenemos en poco lo que tenemos o lo que nos toca vivir o creer, menospreciamos la gracia de Dios, como que todo lo hubiesemos hecho nosotros mismos.
Nuestra queja apaga el obrar de Dios en nuestras vidas, la vida de su Espíritu en nosotros, porque él no comparte su gloria con nadie, y la queja le quita el loor, la fama y poder de Dios y se lo entrega a otro.
La queja deja a Dios en lugar de aprendiz y nosotros los maestros, porque la queja habla y comunica.
Es un anti diseño dañino, que quita fe a nuestra alma, porque si nos quejamos es porque creemos que nosotros lo haríamos mejor y también nos ponemos en un lugar de altivez decidiendo que merecemos y que no.
El reproche, el reclamo, el desacuerdo con Dios niegan su perfección y santidad, niegan su amor y misericordia, niegan que sus pensamientos son de bien y no de mal, niegan que es el único Dios, porque la queja lo convierte a Dios en comparable, y nuestro Dios es incomparable.
La queja deja al desnudo tu corazón.
Te muestra tal cual sos.
Tanta gloria de Dios robada y negada por quejarnos pero hoy anhelamos entregar gratitud al cielo por tanta gracia y misericordia de Dios sobre nuestras vidas.
Levantamos altar de arrepentimiento y agradecimiento a Dios por su paciencia y amor.
Te animo compartas tu gratitud con otros.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu.1 Tesalonicenses 5:18-19
